¿Es ésta la región más transparente del aire? ¿Qué habéis hecho, entonces, de mi alto valle metafísico? ¿Por qué se empaña, por qué se amarillece? Corren sobre él como fuegos fatuos los remolinillos de tierra. Caen sobre él los mantos de sepia, que roban profundidad al paisaje y precipitan en un solo plano espectral lejanías y cercanías, dando a sus rasgos y colores la irrealidad de una calcomanía grotesca, de una estapa vieja artificial, de una hoja prematuramente marchita. Alfonso ReyesAlfonso Reyes Ochoa nace el 17 de mayo de 1889 en la ciudad de Monterrey. Crece en el hogar privilegiado del general Bernardo Reyes, su padre, jefe militar de varios estados del norte de México, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, y mano derecha del presidente-dictador Porfirio Díaz. Se aleja de la tradición militar, pero asimila cierta disciplina que le permite desde muy joven combinar largas horas de lecturas con las exigencias escolares. Estudia la primaria en el Colegio Civil de Nuevo León, y de muy joven se traslada a Ciudad de México a proseguir estudios de secundaria enLicée Français du Méxique y en la Escuela Nacional Preparatoria. Comienza a publicar pequeños poemas y reseñas a partir de 1906, primero en periódicos de Monterrey y después en la revista Savia moderna de Ciudad de México, en donde conoce al ensayista dominicano Pedro Henríquez Ureña (su gran amigo y consejero) y a los integrantes de lo que al cabo será el Ateneo de la Juventud, José Vasconcelos y Julio Torri, renovadores de la cultura de las humanidades en México. En 1909 contrae matrimonio con Manuela Mota y ese mismo año nace su primer y único hijo. Las circunstancias del momento lo inclinan a estudiar la carrera de abogado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, sin descuidar en absoluto su erudición literaria. Entre 1909 y 1911 ordena su libro de ensayos Cuestiones estéticas, que por intermedio de su padre se publica en París en 1911. Al libro lo elogian varios hispanistas franceses y resulta pedido por lectores de toda Latinoamérica, especialmente de Colombia. Los inicios de la Revolución Mexicana, que sacuden el régimen de Porfirio Díaz, lo alteran profundamente cuando el 9 de febrero de 1913 asesinan a su padre, el general Bernardo Reyes. Decide aceptar un mediano puesto diplomático en París, y viaja a mediados de 1913 con su esposa y su hijo en brazos. Pasa con dificultad a España al cabo de un año, porque a mediados de 1914 ha caído en México el régimen de Victoriano Huertas (aliado de su padre) y ha estallado en Europa la Primera Guerra Mundial con bombardeos alemanes sobre los puentes del Sena. .Única capital de Europa sin las zozobras de la Gran Guerra, Madrid, de repente, recoge todas las corrientes vanguardistas del momento, y Alfonso Reyes comienza a empaparse de ellas mediante el periodismo. A lo largo de diez años amista con varios escritores españoles, Ramón Gómez de la Serna, José Ortega y Gasset, Valle Inclán, Azorín, Unamuno, al punto de formar una de las relaciones intelectuales más intensas entre México y España. Al mismo tiempo trabaja como investigador en elCentro de Estudios Históricos, bajo la dirección de Ramón Menéndez Pidal, de lo cual más tarde surge su idea de crear el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México. A partir de 1924, cuando ya se ha normalizado la situación política en México, empieza su largo itinerario en la diplomacia que lo lleva a Suramérica. Representa formalmente en 1927 la Embajada de México en Argentina, y en su función diplomática combina la política y los negocios con las relaciones culturales. Funda en Buenos Aires la revista Libra, se relaciona con el grupo de la revista de Sur de Victoria Ocampo y se hace amigo del joven Jorge Luis Borges y Bioy Casares. También en Buenos Aires se reencuentra con sus amigos españoles Enrique Díaz Canedo, Ramón Gómez de la Serna y Ortega y Gasset. En 1930 lo nombran embajador en Río de Janeiro, en donde igualmente combinará el oficio diplomático (expandir más el comercio entre México y Brasil) con sus relaciones literarias. Regresa finalmente a México en 1939. España, en ese momento, se extermina en una Guerra Civil que arroja al exilio a gran parte de su intelectualidad. Por intermedio del presidente Lázaro Cárdenas, Alfonso Reyes fleta barcos mexicanos en aras de asilar en México buena parte de esa intelectualidad, y establece en 1940 la Casa de España en México, cuyo nombre actual es El Colegio de México, en donde comienzan a trabajar muchos de ellos. Dicta varios cursos de historia de la crítica y la teoría literaria en la Universidad Autónoma de México. Se dedica hasta su muerte plenamente a sus trabajos académicos, sin olvidarse de su veta creativa de cuentista y poeta. Antes de su muerte en 1959, alcanza a organizar varios tomos de sus Obras Completas, sin duda una de las más íntegras de la literatura en lengua española de la primera mitad del siglo XX. Visión de Anáhuac – Alfonso Reyes “La nobleza que irradia la palabra de Alfonso Reyes no es fortuita: de primera calidad son cada uno de los elementos convergentes en cada una de sus obras. La experiencia histórica y literaria ha sido interiorizada hasta rendir un zumo trascendente, mientras que la experiencia vivida en primera persona se transmuta en discursos en los que conciencia histórica y visión del mundo sólo se sobreponen para transparentarse. Los nueve ensayos reunidos en este volumen son prenda, además, de la pasión crítica e intelectual que México, como realidad histórica y cultural, suscitó en el autor de La experiencia literaria.” Adolfo Castañón Alfonso Reyes ocupa un lugar central en las letras mexicanas e iberoamericanas. Su escritura imprimió a la literatura en español un giro innovador y riguroso transfigurando cada uno de los géneros que tocaba con su pluma: cumpliendo para la prosa - como ha dicho la crítica - lo que Rubén Darío habría realizado para la poesía: una revolución silenciosa, pero no por ello menos eficaz, que busca estrechar las distancias entre las voces interiores y las voces públicas, entre el acento íntimo y el eco de la musa callejera y cotidiana. A decir de Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes es “el más fino estilista de la prosa española de nuestro siglo”. Acompañan al clásico Visión de Anáhuac: Fray Servando Teresa de Mier, Apuntes sobre Valle- Inclán, Rubén Darío en México, Ruiz de Alarcón y el teatro francés, Tránsito de Amado Nervo, Pasado inmediato, Nuestra lengua y Palinodia del polvo. Fuente: http://www.casadellibro.com/libro-vision-de-anahuac-y-otros-ensayos-2-ed/9789681673383/1228473#modSipnosis Apuntes del instante. Alfonso Reyes |
Categorías
Todo
Archivos
Junio 2020
|